Ustè, que nunca va a ser màs que mi la idea de ustè, y yo, incapaz de construirle una imagen amable de mì: què problema.
La tarea de ablandar este (digamos) ustè-yo, nos ofrece un puente.
¡Uf!
Lo que me abisma es el pasado aparentemente cristalizado en sus aparentes oscilaciones, las de ustè, entre las representaciones mìas de cada uno de sus nombres.
Pero no se preocupe, porque cuando eso de que ustè y yo nos abrazamos las mis ideas pierden sustento y desaparecen.
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Nunca creí en tu inamabilidad. Se te escapa por todos lados. Te pensás espejo, pero es tan imposible no ver lo que sos como lo es no quererte.
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